El poder del buen ambiente de clase: La teoría del Filtro Afectivo de Stephen Krashen para la enseñanza de idiomas
Todos sabemos lo importante que es crear un buen ambiente de clase para nuestros alumnos, por su propio bienestar y por el hecho de favorecer un buen entorno que puedan aprender mejor. ¿Pero y si os dijese que el linguista Stephen Krashen allá por 1981 ya manifestó lo determinante que era para la enseñanza el tener en cuenta estos factores?
Stephen Krashen es una de las figuras más importantes para los docentes que nos dedicamos a la enseñanza de idiomas, pero, pese a estar enfocado en este campo, considero que muchas de sus teorías son relevantes para todos aquellos que nos dedicamos a la enseñanza. Una de las que más impacto tienen sobre la enseñanza de nuestros alumnos es la llamada Teoría del Filtro Afectivo (Affective Filter Hypothesis en inglés). ¿En qué consiste? ¡Descubrámoslo!
Principalmente, la teoría del filtro plantea que las emociones y el bienestar físico y psicológico del alumno está directamente ligado con su aprendizaje. Krashen plantea que todos los estudiantes tienen un "filtro afectivo" que se ve influenciado por múltiples variables afectivas: Autoestima, estrés, ansiedad, motivación, gustos y características de la personalidad del alumno.
Cuando el alumno se ve afectado por múltiples variables negativas, su filtro afectivo sube, y, cuanto más sube, más difícil es poder aprender y adquirir conocimientos. Krashen destaca la importancia de, como profesores, crear un ambiente de aprendizaje sano, basado en el respeto tanto por parte del profesor como de los compañeros, en los que el error es una oportunidad para el aprendizaje y no algo a lo que hay que temer o que debe ser castigado.
Si el alumno, pese a que tal vez se encuentre en una asignatura que le genere inseguridad por X razones, ve el aula como un lugar seguro en el que no tiene miedo al error o las reacciones de su profesor y sus compañeros; su filtro afectivo bajará. Un bajo filtro afectivo hace que el alumno esté mucho más predispuesto emocionalmente para el aprendizaje y permite interiorizar mucho mejor los conocimientos.
Pese a que Krashen sólo menciona el Filtro Afectivo como algo relevante para la enseñanza de idiomas, yo personalmente lo considero esencial para cualquier área o asignatura que se imparta. Muchas veces nos enfocamos en la mejor manera de poder transmitir una idea determinada cuando, a veces, el problema tiene un matiz más emocional. Así que, la próxima vez que dos alumnos se hayan peleado en el recreo y hayan subido enfurruñados a clase, ¡merece bastante la pena intentar resolver en 2 minutos el conflicto para que tengan un bajo filtro afectivo y aproveche al máximo nuestra clase!
Referencias:
Krashen, S. D. (1985). The Input Hypothesis: Issues and Implication. New York: Longman.
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